jueves, 14 de noviembre de 2013

Una noche, dos eventos.

Noche de sábado, noche de fiesta en la habana y más para la comunidad. Primera noche que se hacía la fiesta en el Hotel Lincoln, andaba con mi amigo Violeta. Esa noche recuerdo que andábamos con un "piquete" bastante bueno, en él había un muchacho con el que me estaba descargando (no recuerdo su nombre, lo siento). Bueno, cierto es que la fiesta se pasaba de lo más bien, todo muy rico, caras nuevas, aire fresco. Cuando miro hacia la puerta de entrada, vi algo que me llamó bastante la atención, más bien alguien. Estaba yo bastante cerca a la puerta, por lo que nuestras miradas tenían que cruzarse de modo obligatorio, pasó enfrente mío, y siguió hasta la mesa que quedaba justo al lado de la nuestra. Nos quedó claro a ambos que había algo ahí, que me gustó y yo le gusté. Nuestras miradas se cruzaban a cada rato, disimuladamente, indiscretamente, de cualquier modo posible nos mirábamos. Alto como él solo, de complexión fuerte, bonito, de buen porte. 
Nos pusimos de pie todos los de nuestra mesa y fuimos a bailar. Buen tiempo bailando, unas ganas inmensas de orinar hicieron que dejara la pista y fuera hasta el pasillo a "espantarme" la super cola del baño. Desde donde estaba seguía teniendo contacto visual hacia todo y todos, incluso con el muchacho alto. En varias ocasiones nos miramos par de veces más, hasta que vino hacia donde yo estaba, y pidió el último en la cola. Me puse nerviosísimo, porque noté sus intenciones, presentí que intentaría hablar conmigo, y yo estaba acompañado en la fiesta y estaba siendo observado por mi descargante y sus amigos, super tenso que estaba. En una oportunidad que tuvo, me dijo:  Menuda colita ehh, de madre. Bueno pero eso es así, cuando tomas cerveza, lo malo es orinar la primera vez, después de esta, verás como tendrás ke empezar a rotar en la cola. Ese comentario me provocó mucha gracia, supo bien entrar en "guara". Nos separaban unas 3 ó 4 personas quizás. 
Llegó mi turno de entrar al baño, estaba ya casi a punto de orinar, cuando de repente el muchacho alto entró al baño también. Madre mía qué susto, qué nervios. Solo atiné a guardarme a "Pepito" y preguntarle por semejante locura. ¿Qué haces? ¿Tu estás loco? ¿Tu me quieres buscar un problema? Él solo me dijo: Tranquilo ehh, todo está bajo control, aproveché para poder pasar rápido a orinar, es que como ya te conocía, le dije a la muchacha que me dejara pasar, que no había problema con eso.  
Qué fresco el muchacho!!! pensé. Bueno y ¿qué quieres? ¿me dejas orinar tranquilo? a lo que él me dice muy tranquilamente: orina sin problemas que yo no voy a mirar (el baño era personal por lo que todo, todo se iba a ver). No tuve otra opción que sacarme a "Pepito" enfrente de él, ya ni ganas de orinar tenía del nerviosismo que cogí. Se me acercó por atrás, me agarró y me dijo: ¿Me dejas? (refiriéndose a Pepito), y sin decirle respuesta alguna, se agachó y empezó a acariciarme el miembro. No habían pasado 30 segundos y ya estaba listo para sacarle el ojo, y ahí fue cuando él se entonó a cantar, que bien. Entre el nerviosismo, la bulla y el prende que para ese entonces yo tenía, no pude disfrutar mucho de aquel sexo oral como debía ser, pero sí lo disfruté. Le pedí ke dejaramos aquella locura y saliéramos del baño rápido antes que sospecharan algo los de afuera y nuestras amistades. Metió su mano en mi bolsillo, sacó mi celular y apuntó su número en él, me dijio: mañana me llamas OK, sin falta por favor. No supe que decir, solo asentí con mi cabeza. La noche continuó sin que nadie sospechara nada, pero yo no me pude aguantar las ganas y le comenté a Violeta de "mi fiesta privada en el baño". El party estaba muy bueno pero ya casi a punto de acabarse, salimos de la fiesta y ya estabamos emparejados todos, cada cual tomó un rumbo diferente. Me tocó irme hacia un costado de la tienda La época con este muchacho con el que me descargaba, entramos a un edificio, subimos a lo más alto y Chaca Chaca en la azotea. Entre las tuberías de los tanques de agua, ese niño hizo maravillas, posiciones bien propias del momento y el descontrol que había de alcohol en vena. Hicimos, Dios sabe cuantas cosas, la verdad no recuerdo todo con exactitud, repito que mi estado no era de mucha sobriedad, consciente, pero algunos detalles obviados. Recuerdo estar corriendo encuero o casi encuero por el techo del edificio, sensación bien rica y que juro por lo más sagrado no volver a repetir a menos que esté en un estado semejante o igual al que estaba. Este muchacho (del que por más que intento no logro recordar su nombre, pero que Violeta debe acordarse) se paró en el espacio que quedaba entre dos tanques de agua, se aferró a las tuberías de éstos y dió una voltereta y me pidió que diera la vuelta por el otro lado para que en esa pose se lo hiciera (a ver si no era más fácil ponerse de una vez y por todas en exactamente la misma posición de espaldas a mi desde el principio y evitarme tener que dar la vuelta, parece que la vuelta era parte del morbo, de él), que cosa más rara, pero como yo estaba que me daba igual, solo quería descargar todo lo que tenía dentro y que parte de eso me lo había provocado el chupa-tuberías del baño de la disco, le metí caña al asunto. No puedo decir de qué modo él se sentía (aunque a juzgar por sus gemidos, muy bien) porque ciertamente en posición incómoda estaba, como de cabeza., pero yo sí estaba muy plácido, estaba disfrutando mucho aquella experiencia nueva (para él seguro era una de tantas, aunque sus intenciones conmigo eran para más allá de una descarga, decía). Terminando aquella faena, nos vestimos y salimos corriendo de allí, porque del edificio de al lado salían silbidos extraños, como llamándonos.
Nos fuimos unas calles más allá de donde estábamos y esperamos un carro, cada cual a su lugar, quedamos como descargantes que repetirían en otro momento no muy lejano y ver en qué podía quedar la situación. 
Indiscutiblemente fue una noche como pocas, una noche con dos eventos que sin duda alguna no son muy comunes me sucedieron y sin yo esperarme uno de ellos por mucho que lo deseara, porque tengo que decirlo, desde que vi al muchacho alto quise chocar con él, como se suele decir. Hice al otro día lo que el muchacho me pidió, lo llamé y hablamos por horas, para resumir, a partir de ese momento se volvió mi profesor de italiano, pero esa es otra historia que lleva un solo evento repetido en varias noches.

jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Amor a distancia?

El recordar esta historia se lo debo a un amigo (El Chama. Director de la Revista Sensacional Mega) que en días atrás pasaba por una situación similar a una que en cierto momento tuve. Resulta que el amor nos toca cuando menos queremos, con quien menos creemos, como nunca imaginamos, él es caprichoso y hace y deshace con nuestros corazones a su antojo. Allá va eso.
Estaba yo en primer año del politécnico, nuevas caras, nuevos profesores, todo nuevo o casi todo. Para ese entonces estaba en el período de negación de mi orientación sexual, aunque estaba casi seguro de lo que quería, yo mismo en ocasiones me hacía la vida bien difícil e imposible. 
Varios meses de avanzado el curso escolar, y avanzada también mi amistad con "Tito", me encontraba en el aula distraído, pensando en bobadas, era en un turno de Historia (asignatura que más odiaba) al que no le prestaba mucha atención casi nunca. Pensaba en Tito, en ese momento no sabía por qué (bueno sí, solo que me lo negaba) pero pensaba en él. Esa tarde habíamos planificado ir a su casa a jugar Mortal Kombat (MK), juego que ambos disfrutábamos (y sigo disfrutando, creo que él también), pero yo estaba viendo la forma en que le hablaba sobre sentimientos, en específico sus sentimientos para conmigo. 
En el recreo, coordinamos bien cómo haríamos, a las 6 nos veríamos en su casa para estudiar un poco y después jugar al MK. Mis ganas de que llegaran las 6 eran enormes, es que como no estábamos en la misma aula solo lo veía en los recreos, y necesitaba de verlo, aunque me lo negara, estaba enamorado de él, y mucho. Era una dura batalla en mi cabeza la que se estaba llevando a cabo, por una parte el querer decirle que estaba enamorado de él y por la otra el negarme ese sentimiento y tratar de borrarlo pensando en que solo era una forma distinta de querer a un amigo. No era la primera vez que iba a su casa, ya en ella todos me conocían, su madre, su padre, la hermana y la abuelita, a todos le caía bien, el sentimiento era recíproco. Miles de veces que iba a su casa tenía que decirle a mi madre que no sabía si regresaba porque sus padres se antojaban de que me quedara con ellos a compartir y luego tenía que quedarme a dormir, adivinen con quién, con Tito.
Que noches aquellas en las que estaba con un sueño terrible y no podía dormir por el simple hecho de que estaba en su casa, en su cuarto, en su cama y no podía dejar de contemplar el modo raro, pero a la vez lindo en que duerme. Pensé hablar con él esa noche, no sé cuántas cosas pasaron por mi mente, cuántas cosas practiqué decirle pero al final me acobardé. Cuál fue mi sorpresa esa noche, mientras intentaba dormirme, en un momento en que estaba de espaldas a él y se vira, sin querer se me pega y estaba manda'o, a full el cañón. A mi me comenzó una cosquilla por todo el cuerpo, una sensación riquísima. Lentamente empiezo a girarme para verlo dormir y PAM, estaba despierto y con los ojos llorosos. ¿Qué te sucede?  le pregunté, nada, nada, tranquilo, duérmete mijo, discúlpame por despertarte. Imposible que después de aquello me quedara dormido, yo tenía que saber lo que estaba sucediendo. Le dije que se sentara conmigo en la cama y que habláramos, que hablara conmigo como siempre. Le pregunté si había tenido problemas con Yuly (su media noviecita en ese momento) pero no era ella el problema. Le pregunté si había tenido alguna bronca con su padre, pero como con la otra pregunta, NO!, fue su respuesta. Me dice:  Chama, yo quiero saber si yo te gusto. Madre mía del verbo, a esa hora quería taparme con la sábana y quedarme dormido por tres días seguidos, pero a la vez agradecí que fuera él quien sacara el tema. Le dije: Coño Tito, ¿qué es eso? Tu eres mi socio, te considero hermano mío, tremenda amistad que hemos hecho, yo te quiero, pero como amigos (loco estaba por decirle que me moría por darle un beso, pero ni muerto). Con la misma me dice:  Después de esto que voy a hacer te voy a caer mal entonces, pero tengo que hacerlo.  Me cogió la mano y la puso en su pene erecto y dijo: Estoy así, porque acabo de tener un sueño contigo, yo no quiero ser maricón pero tu me gustas y esto te lo debo a ti, me tienes loco, te pienso a cada minuto, parezco un anormal mirando el reloj con ganas de que sea horario de recreo o almuerzo. Compartir contigo es todo lo que más deseo, te has vuelto mi todo chamaco, me tienes loco. Si quieres ahora mismo me voy pal cuarto de mi hermana y te quedas acá, pero te pido por favor que me perdones por este atrevimiento, pero me moría de ganas de decírtelo, es más dame golpes por haberte puesto tu mano en mi "pinga". Sorry chamaco, pero estoy enamorado de ti, así como así. Que tremenda declaratoria de amor la que me había hecho en un dos por tres, con pornografía incluída y yo como otro anormal me quedé sin decir nada, quité mi mano de su cosa, y solo atiné a decirle: Qué alivio!!! nos empezamos a reir a carcajadas (pensé que no había entendido mi frase, que no la había interpretado como era), y de buenas a primeras me coge por el brazo y me da un tremendo beso en la boca, sin chistar seguí ese beso, después del beso vinieron las caricias, luego empezó a quitarme la ropa, (que lindo se veía haciéndolo) mientras me desnudaba, me lanzaba besos, me guiñaba un ojo, me amaba. 
Hicimos el amor esa noche sin penetración alguna, no hacía falta tampoco, solo desbordamos nuestros deseos en ese momento inolvidable para ambos. Acabamos exhaustos, nos sentamos a conversar un rato más, filosofando entre nosostros el por qué no había sucedido antes si ambos lo queríamos, si nos gustábamos, por qué no lo demostrábamos. Al final el valiente, el lanzado, el descara'o, el todo fui yo, tuve que pegarte "el rabo" en la espalda para que todo esto sucediera, me dijo. ¿Y ahora qué bolá? ¿Cómo queda esta historia? ¿Qué coño hacemos? No sabía qué responderle, pero le dije que todo seguía igual, socios, amigos como hasta ese momento, aparentando otra cosa en la escuela y frente a los amigos y familia, pero que éramos novios. A él le gustó la idea, solo que yo mismo no sabía lo que había pedido. Dejó a Yuly, me dijo que no podía estar con ella para aparentar, que el solo me daría besos a mi, que solo estaría conmigo, que nadie iba a saber nunca que éramos novios, pero que no podía fingir tener una novia y que yo lo tuviera que ver besándose con otra persona que no fuera yo. Eso me gustaba y me parecía justo, yo le era fiel de igual modo. Nunca se me va a olvidar el 22 de diciembre del primer año de la carrera, segunda prueba de Matemáticas, en el receso ya, me dice: vámonos echando de acá, te tengo que decir una cosa ahí, pero no puede ser acá.  Me imaginé que fuera algo bueno, por el modo en que me dijo aquello, nunca creí que era la bomba de Hiroshima la que me iba a soltar. Fuimos para la playa que estaba cerca de la escuela, nos metimos en una casa abandonada que ahí había, me haló por los brazos, me abrazó, me besó y empezó a llorar. Me quedé pasma'o y con la misma empecé a llorar también, sin saber por qué, nada más de verlo sufrir de aquel modo. Empecé a imaginarme cosas y antes de que él me dijera algo le pregunté:  ¿Hasta aquí las clases no, acá termina lo de nosotros, para eso estamos lejos, para poder llorar sin que nos vean? NO!!! -me dijo enseguida-, solo que tengo algo que decirte, que se que afectará con el tiempo esto tan lindo y tan rico que tenemos, el mes que viene me voy pa la pinga de aquí, nos vamos todos para no volver más. El era estupendo dando noticias, sin mucho rodeo, sin darte una vuelta, así de "rapampam". Con más ganas lloré, mucho lloré, no podía creer que eso sucediera, eso era cosa de películas, pero me estaba pasando a mi, estaba enamorado de un muchacho, nos iba de maravilla todo y de repente todo tenía que terminar y no por culpa nuestra. Me puse mal, muy mal, yo me había enganchado mucho más, lloramos como bobos ahí en esa casa abandonada, cuando nos calmamos empezamos a hablar nuevamente. Yo no quiero que lo de nosotros se acabe, al contrario, quiero seguir contigo siempre, hasta el final. Pero me tengo que ir y no tengo otra alternativa, ¿tu me esperarías? ¿Quién dice que no a eso, habiendo vivido tantas cosas lindas en tan poco tiempo y siendo tan inocentes como éramos? Claro que si Tito, yo te espero, me prometes que no vas a tener novia o novio, solo yo, y que en algún momento nos vamos a encontrar (mis posibilidades de irme del país estaban presentes, pero no se sabía para cuando). Su respuesta fue Seguroski!!! yo no dejaré de pensar en ti nunca, así esté en China. Pa' que sepas chamaquile, estoy perro contigo.  Eso sí, un lenguaje bellísimo, hasta en los momentos más bellos, no se medía en hablar bonito ni nada de eso, él en todo momento y eso me gustaba más. Lamentablemente ese fue nuestro penúltimo encuentro, después de ese día, entre una cosa y otra, cierta o no, empecé a esquivarlo, dejé de llamarlo, a las citas que coordinábamos yo faltaba, y así poco a poco fue pasando el tiempo hasta el día que saldría definitivo de este país, Febrero 12 de 2005. Sus padres convencieron a mi madre de que me llevara a la despedida en el aeropuerto, porque a la fiesta de despedida no quise ir, me hice el que me sentía mal. Ese fue uno de los días más tristes de mi vida, un día doloroso, el día en que terminaba algo tan lindo como lo nuestro, nuestra amistad con sexo, nuestra relación especial, nuestro noviazgo.
Todos llorando, mi madre, sus tíos que se quedaban acá, uno que otro amigo de la familia, compañeros del aula más allegados y yo, el que más lloró fui yo, dejaba mucho ese día. Con los ojos llenos de lágrimas le dije (apartado de todos) Tito, te voy a extrañar muchísimo, pero vas a tener que seguir tu vida allá, no se sabe cuándo nos volveremos a ver, es muy bonito todo eso, pero sin certeza de cuándo volveremos a estar, así no quiero nada. No importa que sea egoísta, la razón la tengo y quien quita que encuentre alguno de los dos, alguien que reemplace este cariño que sentimos, ante esas dudas, mejor dejar todo.
Nunca antes había visto llorar a alguien tan desconsoladamente, eso me dolió muchísimo y a su par me puse a llorar más y más, solo me dijo: Chama, lo supuse cuando te me perdiste estos días, pero no quería hacerme la idea, me creí todos tus cuentos, pero porque te amo sabes, yo te amo, y mucho. Espero que encuentres a alguien que no te deje acá como yo estoy haciendo hoy, en contra de mi voluntad, pero aún así, te estoy dejando, tan destrozado o más que yo, me consta, pero así es la vida que nos tocó. Nuestros momentos nunca los olvides, yo guardaré cada uno en un lugar especial, en el lugar más sagrado que una persona pueda tener, el corazón, no olvides que te amo. Chao.
Así se despidió de mi, me abrazó luego de decir aquello, se mandó a correr a donde su madre, la abrazó y entraron todos (menos la abuelita) a chequear. Su abuelita me dijo que tenía algo que me había dejado Tito, que pasara por su casa después. Era una carta, una carta bella, triste y llena de amor. En la carta decía que le había comentado a su madre lo que había pasado aquella noche en su casa, que estábamos juntos y todo. Que una de las citas era con ella para que habláramos del tema. Mientras leía la carta, las lágrimas corrían por mi cara y la imagen de Tito llorando, no salía de mi cabeza, quizás y esa hubiese sido una estupenda relación de haberse logrado, pero no se dió. 
Historia de las que solo se ven en las películas, pero me sucedió a mi, a este cubano que no se olvida de Tito, aunque gozo de la mejor relación que pueda existir, sigue quedando en mi pensamiento, mi amigo, mi socio, mi amante, mi novio Tito, el que se fue pa' la yuma.