viernes, 5 de septiembre de 2014

Al fin!!!

Estimados usuarios, resulta ser que había olvidado usuario y contraseña de mi blog, por eso más nunca había podido escribir. De ahora en adelante, tendrán nuevamente las historias. 
He decidido renombrar el blog, porque resulta que Sensacional Mega, es mi mayor inspiración y a ella en gran parte me debo, por eso, puse el nombre de mi sección en la Revista. Esperen pronto muchas cosas nuevas, por acá y por allá.
Saludos

LAMBERT

jueves, 14 de noviembre de 2013

Una noche, dos eventos.

Noche de sábado, noche de fiesta en la habana y más para la comunidad. Primera noche que se hacía la fiesta en el Hotel Lincoln, andaba con mi amigo Violeta. Esa noche recuerdo que andábamos con un "piquete" bastante bueno, en él había un muchacho con el que me estaba descargando (no recuerdo su nombre, lo siento). Bueno, cierto es que la fiesta se pasaba de lo más bien, todo muy rico, caras nuevas, aire fresco. Cuando miro hacia la puerta de entrada, vi algo que me llamó bastante la atención, más bien alguien. Estaba yo bastante cerca a la puerta, por lo que nuestras miradas tenían que cruzarse de modo obligatorio, pasó enfrente mío, y siguió hasta la mesa que quedaba justo al lado de la nuestra. Nos quedó claro a ambos que había algo ahí, que me gustó y yo le gusté. Nuestras miradas se cruzaban a cada rato, disimuladamente, indiscretamente, de cualquier modo posible nos mirábamos. Alto como él solo, de complexión fuerte, bonito, de buen porte. 
Nos pusimos de pie todos los de nuestra mesa y fuimos a bailar. Buen tiempo bailando, unas ganas inmensas de orinar hicieron que dejara la pista y fuera hasta el pasillo a "espantarme" la super cola del baño. Desde donde estaba seguía teniendo contacto visual hacia todo y todos, incluso con el muchacho alto. En varias ocasiones nos miramos par de veces más, hasta que vino hacia donde yo estaba, y pidió el último en la cola. Me puse nerviosísimo, porque noté sus intenciones, presentí que intentaría hablar conmigo, y yo estaba acompañado en la fiesta y estaba siendo observado por mi descargante y sus amigos, super tenso que estaba. En una oportunidad que tuvo, me dijo:  Menuda colita ehh, de madre. Bueno pero eso es así, cuando tomas cerveza, lo malo es orinar la primera vez, después de esta, verás como tendrás ke empezar a rotar en la cola. Ese comentario me provocó mucha gracia, supo bien entrar en "guara". Nos separaban unas 3 ó 4 personas quizás. 
Llegó mi turno de entrar al baño, estaba ya casi a punto de orinar, cuando de repente el muchacho alto entró al baño también. Madre mía qué susto, qué nervios. Solo atiné a guardarme a "Pepito" y preguntarle por semejante locura. ¿Qué haces? ¿Tu estás loco? ¿Tu me quieres buscar un problema? Él solo me dijo: Tranquilo ehh, todo está bajo control, aproveché para poder pasar rápido a orinar, es que como ya te conocía, le dije a la muchacha que me dejara pasar, que no había problema con eso.  
Qué fresco el muchacho!!! pensé. Bueno y ¿qué quieres? ¿me dejas orinar tranquilo? a lo que él me dice muy tranquilamente: orina sin problemas que yo no voy a mirar (el baño era personal por lo que todo, todo se iba a ver). No tuve otra opción que sacarme a "Pepito" enfrente de él, ya ni ganas de orinar tenía del nerviosismo que cogí. Se me acercó por atrás, me agarró y me dijo: ¿Me dejas? (refiriéndose a Pepito), y sin decirle respuesta alguna, se agachó y empezó a acariciarme el miembro. No habían pasado 30 segundos y ya estaba listo para sacarle el ojo, y ahí fue cuando él se entonó a cantar, que bien. Entre el nerviosismo, la bulla y el prende que para ese entonces yo tenía, no pude disfrutar mucho de aquel sexo oral como debía ser, pero sí lo disfruté. Le pedí ke dejaramos aquella locura y saliéramos del baño rápido antes que sospecharan algo los de afuera y nuestras amistades. Metió su mano en mi bolsillo, sacó mi celular y apuntó su número en él, me dijio: mañana me llamas OK, sin falta por favor. No supe que decir, solo asentí con mi cabeza. La noche continuó sin que nadie sospechara nada, pero yo no me pude aguantar las ganas y le comenté a Violeta de "mi fiesta privada en el baño". El party estaba muy bueno pero ya casi a punto de acabarse, salimos de la fiesta y ya estabamos emparejados todos, cada cual tomó un rumbo diferente. Me tocó irme hacia un costado de la tienda La época con este muchacho con el que me descargaba, entramos a un edificio, subimos a lo más alto y Chaca Chaca en la azotea. Entre las tuberías de los tanques de agua, ese niño hizo maravillas, posiciones bien propias del momento y el descontrol que había de alcohol en vena. Hicimos, Dios sabe cuantas cosas, la verdad no recuerdo todo con exactitud, repito que mi estado no era de mucha sobriedad, consciente, pero algunos detalles obviados. Recuerdo estar corriendo encuero o casi encuero por el techo del edificio, sensación bien rica y que juro por lo más sagrado no volver a repetir a menos que esté en un estado semejante o igual al que estaba. Este muchacho (del que por más que intento no logro recordar su nombre, pero que Violeta debe acordarse) se paró en el espacio que quedaba entre dos tanques de agua, se aferró a las tuberías de éstos y dió una voltereta y me pidió que diera la vuelta por el otro lado para que en esa pose se lo hiciera (a ver si no era más fácil ponerse de una vez y por todas en exactamente la misma posición de espaldas a mi desde el principio y evitarme tener que dar la vuelta, parece que la vuelta era parte del morbo, de él), que cosa más rara, pero como yo estaba que me daba igual, solo quería descargar todo lo que tenía dentro y que parte de eso me lo había provocado el chupa-tuberías del baño de la disco, le metí caña al asunto. No puedo decir de qué modo él se sentía (aunque a juzgar por sus gemidos, muy bien) porque ciertamente en posición incómoda estaba, como de cabeza., pero yo sí estaba muy plácido, estaba disfrutando mucho aquella experiencia nueva (para él seguro era una de tantas, aunque sus intenciones conmigo eran para más allá de una descarga, decía). Terminando aquella faena, nos vestimos y salimos corriendo de allí, porque del edificio de al lado salían silbidos extraños, como llamándonos.
Nos fuimos unas calles más allá de donde estábamos y esperamos un carro, cada cual a su lugar, quedamos como descargantes que repetirían en otro momento no muy lejano y ver en qué podía quedar la situación. 
Indiscutiblemente fue una noche como pocas, una noche con dos eventos que sin duda alguna no son muy comunes me sucedieron y sin yo esperarme uno de ellos por mucho que lo deseara, porque tengo que decirlo, desde que vi al muchacho alto quise chocar con él, como se suele decir. Hice al otro día lo que el muchacho me pidió, lo llamé y hablamos por horas, para resumir, a partir de ese momento se volvió mi profesor de italiano, pero esa es otra historia que lleva un solo evento repetido en varias noches.